Aplicaciones
El vector gradiente se utiliza muy especialmente dentro del campo de la física para medir variaciones y desplazamientos de distancias cortas y especialmente dentro de lo que se considera electromagnetismo o mecánica de fluidos. Así, para conocer el grado de fotosensibilidad se medirán los conceptos claridad-oscuridad.
Sin embargo, el vector gradiente va más allá de estos ámbitos. De esta manera existe lo que se denomina gradiente geotérmico, que sirve para medir las variaciones de temperatura con respecto a la altitud. Es un concepto esencial para conocer la estructura y composición de las capas térmicas.
Otro tipo de gradiente, el térmico, da una idea de la variación del calor interno de la Tierra. El aprovechamiento del este tipo de gradiente como fuente de energía es una de las posibles soluciones que se han planteado para evitar el agotamiento del petróleo. También existe el gradiente hidráulico que mide el grado de estancamiento del agua en zonas subterráneas o el gradiente adiabático que mide la variación de temperatura que experimentan las masas de aire en movimiento vertical, especialmente útil en el campo de la meteorología.
Pero el gradiente no sólo se utiliza en el campo de la física. En química, el vector gradiente indica el grado de concentración de una mezcla formada por varios elementos disueltos de forma proporcional. En el ámbito de la biología se utiliza para medir las sustancias que pueden traspasar el campo celular o más conocido como membranas.
En definitiva, el cálculo del vector gradiente es especialmente útil en la mayoría de los casos de la vida real. Se necesita para construir edificios, para hacer predicciones meteorológicas o simplemente para saber dónde encontrar agua.